Posts Tagged ‘brecha digital’

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Redes Sociales y Protección de Datos

febrero 1, 2010

Algunas reflexiones sobre la charla realizada en Sant Joan d’Alacant el pasado miércoles 20 de enero sobre Redes Sociales y Protección de Datos. Aprovecho la ocasión para agradecer a la Cadena SER, Radio NOU y Radio Nacional que, en sus ediciones locales, han dado cuenta de los objetivos de esta charla y de su carácter novedoso en Alicante. Esperemos que otras instituciones públicas se hagan eco de estas necesidades de información.

Para empezar, el público asistente.

Estaba compuesto por madres y padres preocupados por estas tecnologías y, sobre todo, preocupados sobre cómo éstas pueden afectar a la vida de sus hijos. También había profesores que querían saber más sobre el tema de conversación más utilizados por sus alumnos. Pero quizás la presencia más interesante para el debate ha sido la de unos adolescentes preguntones que, movidos por su interés, no paraban de animar el cotarro (en el mejor sentido de la expresión). Éstos son los que más me han preguntado y los que más me han ayudado a dar una perspectiva real del uso de las redes sociales por parte de los adolescentes.

He intentado huir como he podido de toda explicación sociológica del fenómeno de las redes sociales, básicamente porque no está a mi alcance dar este tipo de información y porque he preferido centrarme en algo que conozco mejor, que es el conocimiento de las herramientas jurídicas útiles para la defensa del derecho a la privacidad.

Si bien todos los asistentes tenían claro qué era «un facebook» y qué era «un tuenti«, muy pocos conocían, por ejemplo, la LOPD o la existencia (y la función) de la Agencia Española de Protección de Datos.

¿Una nueva forma de brecha digital? Puede ser. El caso es que, en una misma charla, me he encontrado por lo menos con otras dos acepciones de este término:

a. la diferencia entre generaciones en el uso de las tecnologías de la comunicación y la información; y

b. la diferencia en la percepción de la importancia de la privacidad entre las generaciones de mayores y de los adolescentes.

Otra sorpresa agradable es que, a pesar de las preocupaciones sobre estas herramientas de comunicación, en ningún momento ha habido la tentación de prohibir el uso de estas herramientas. Mi impresión es que los asistentes reconocían que las redes sociales ya formarían parte de la vida de sus hijos/alumnos y que era mejor aprender a usarlas, antes de intentar una defensa numantina frente a ellas.

De esta forma, nos hemos acercado a las soluciones, es decir, al qué hacer cuando estas redes (o los usuarios de las mismas) invaden nuestra privacidad.

No soy partidiario de resolver los problemas por la vía contenciosa, así que he mencionado el servicio de mediación propuesto por el Ayuntamiento de Sant Joan d’Alacant en esta materia. Creo que se trata de un servicio pionero en su género, que tiene como objetivo el de mediar en los conflictos entre adolescentes cuando éstos (los conflictos) se manifiestan a través de foros, mensajería instantánea o redes sociales.

Evidentemente, también hay que tener en cuenta los casos en los que la mediación no da sus frutos y, en ese caso, recurrir a las medidas legales que amparan los derechos a la privacidad, honor, intimidad y a la protección de datos.

Una última nota: dejo el link a un vídeo realizado por The Data Inspectorate of Norway, en colaboración y traducido y adaptado por la Agencia Vasca de Protección de Datos sobre los peligros de las redes sociales. El link se cuelga docendi causa y, si hay que quitarlo por motivos de derechos de autor, SGAE, etc., pues, lo quitamos.

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Otro off-topic «Bideos deseso»

octubre 29, 2008

Francamente, estoy alucinado con los lectores de este blog que, segun las estadísticas, siguen muy interesados en el SIGEM y, en general, con temas relacionados con la e-Administración. Aprovecho la ocasión para pedir disculpas, porque hace más de un mes que no aporto las indicaciones prometidas pero, entre tanta crisis e histeria colectiva, uno no tiene mucho tiempo.No es una buena excusa, simplemente rogamos la «clemenza della Corte».

Este post es claramente off-topic, y tiene que ver con las estadísticas de wordpress. Según éstas, ayer dos personas, buscando en algún buscador las palabras «bideos deseso» (sic), han aterrizado en mi blog.

Me imagino la cara de desilusión de estas personas que, en vez de encontrarse con fotos/imágenes de cuerpos en actitudes lascivas, se han encontrado con algo horrible: palabras/texto.

Imagino que habrán abandonado este blog precipitadamente, amenazados por el mal horrible del esfuerzo de leer y de comprender/compartir/criticar.

Estos fenómenos (porque estos dos individuos sí que son fenómenos, sólo hay que elegir la acepción 3ª o 4ª que da la RAE de esta palabra) son el público destinatario de los esfuerzos millonarios de la Administración, que invierte mucho dinero (con los tiempos que corren) en acercar los servicios públicos a los ciudadanos.

Hay algo que falla. ¿Deberíamos haber pensado en «ilustrar» a los ciudadanos antes de ponerles delante de un ordenador? ¿Hasta dónde debe llegar el esfuerzo de la Administración en la educación de sus ciudadanos?

Veo dos posibilidades de fondo, alternativas entre sí:

1. Ponemos a disposición de los ciudadanos unas herramientas, y que sean ellos que decidan qué hacer con ellas, si buscar «bideos deseso» o consultar la Wikipedia.

2. Procedemos a una campaña de sensibilización, para romper la brecha digital y difundir la cultura, esperando que, después del esfuerzos realizados, los ciudadanos busquen, por lo menos «vídeos de sexo«.

Una vez más, habrá que elegir entre la Escuela de Chicago o las enseñanzas de Keynes. Esta propuesta es muy poco académica, ya que está hecha más que nada para que la gente «se pique» y defienda una de las dos posiciones extremas, busque una tercera o haga otra cosas, por ejemplo, buscar vídeo/bideos.

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¿Perder el control o perder el miedo?

May 27, 2008

No descubro nada nuevo si digo que esto de la Web 2.0 es un gran invento. Lo digo porque todo lo que uno afirma en sus propios análisis, es analizado por lectores atentos que, con sus interesantes intervenciones te obligan a reflexionar y poner en tela de juicio las afirmaciones que parecían más consolidadas.

Esta introducción es para hablar de la brecha digital, y el problema político que acarrea.

¿Cuál es el papel de los poderes públicos en la lucha contra ese problema? O, dicho de otro modo, ¿hasta dónde tienen que llegar los esfuerzos para combatirla?

Parece evidente que, en la Era de la Información, no se puede dejar a nadie atrás. Este objetivo es compartido por importantes organizaciones  en ámbito internacional y por muchos partidos polítcos. Y me siento de suscribir plenamente esta afirmación.

Los poderes públicos deberán poner a disposición de los ciudadanos los medios técnicos para que los ciudadanos los usen y hagan que sus vidas sean más sencillas. Siguiendo el ejemplo muy ocurrente de un compañero, el deber de la administración debe llegar a poner a disposición de los ciudadanos las infraestructuras (líneas de banda ancha, satélites, etc.). De esta forma, las comunicaciones entre personas que viven en distintos países quedan aseguradas. Como hijo de emigrante (y emigrante a mi vez), todavía recuerdo perfectamente lo difícil que era, hasta hace relativamente poco, estar en contacto con familiares que viven en otros países.

¿Debería el Estado ir más lejos? Sin pretensión de defender posiciones económicas keynesianas, creo que la respuesta es sí.

No se puede poner a disposición de los ciudadanos las herramientas propias de las TIC y esperar a que alguien las utilice. Algunos lo harán, pero otros (¿muchos?) no lo harán porque ni siquiera verán las TIC como respuesta a sus necesidades.

¿Hasta dónde tienen que llegar las intervenciones públicas, entonces? Creo que el límite de la intervención está en la formación de los ciudadanos para el uso de las TIC. Éstas son útiles para cubrir necesidades, una vez que hemos descubierto  cuáles eran éstas en realidad. A partir de ese momento, entraremos en la esfera de la libertad individual y si, aún con las tecnologías disponibles y con las capacidades para usarlas, alguien quiere vivir permanentemente off line, pues, deberemos dejarle la libertad de quererse quedar atrás.